El parto de mujeres, por Susana Mula.

El parto de mi hija Sol fue una fiesta de mujeres, así es como lo
recuerdo... Un canto al nacimiento y a la vida lleno de amor, alegría, respeto
y sabiduría. No fue solo el nacimiento de Sol sino el nacimiento de todas
nosotras.
Des de que decidí pasar el embarazo y el parto lejos del papa de Sol, supe
que la única persona que me podía acompañar ese día era Ester. Mi hermana, mi
mejor amiga y mi maestra inspiradora en la forma de maternar.
Cuando llegó la hora de ir al hospital, mi hermano y yo fuimos a buscar a
Ester a su casa, cuando la vi llegar me quede impresionada, cargada de cosas,
mantas calcetines bolsas y más bolsas...ja,ja,ja. Pero lo que me impresionó no
fue solo eso…fue sentir su ilusión, su experiencia de que algo grande iba a
suceder y que ella iba a estar presente en cuerpo y alma.
El proceso de parto fue tranquilo, acompañado por el silencio de Ester y de
la obstetra, un silencio que me permitió sentir libremente sin juicios, sin
prisas y pudiendo tomar mis propias decisiones con consciencia. Las
intervenciones de su voz fueron mínimas, precisas y de gran ayuda, hubo un
momento que el miedo y el cansancio se apoderó, creyendo que no lo iba a
conseguir y mis pensamientos me llevaron fuera de mi…fue en esos momentos que
Ester apareció de su silencio y me devolvió a la realidad, me anclo de nuevo al
presente con un leve soplo en el rostro, el soplo me hizo mirarla a los ojos y
fue allí que yo volví.
A veces me pregunto que como hubiera sido el parto sin su compañía, sin me
rescatar de esos momentos de inseguridad. Nunca más volví a ser la misma.
Gracias hermana por esa fiesta, por ese silencio, por esa emoción y alegría
contenida.
Te amamos mucho y te extrañamos
Sol y Susana
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