La mirada de doula hacia el padre.


Michel Odent en su libro El bebé es un mamífero, nos cuenta que a lo largo de sus años asistiendo a partos, ha observado que “(…) cuando una futura madre está con el padre del bebé y el hombre da la impresión de compartir las emociones, de irse de nuestro mundo al tiempo que su mujer, puede también influir en que el parto no sea muy largo, ni demasiado difícil (…)”. En este caso, Odent comparte que el padre no se comporta como un mirón, entrometiéndose en el trabajo de parto con sugerencias y recordatorios de cómo respirar, colocarse, etc. El acompañamiento desde el silencio, bajo la premisa de proteger el momento íntimo de alumbramiento y cuidar el mundo de la mujer y su bebé, es el objetivo de este tipo de compañero/padre. Convirtiéndose así en el protector de su familia.

¿Cuál es el papel que ocupan y desarrollan como compañer@s, durante el embarazo y el parto?
¿Saben los hombres o acompañantes ofrecer y garantizar el entorno adecuado a la futura madre?
¿Y nosotras como mujeres, conocemos nuestros deseos y necesidades que nos han de proporcionar aquell@s que nos escoltan durante el parto y cuáles son los comportamientos deseables para favorecer el nacimiento de nuestras crías?

El doulaje alcanza su mayor significación. Las doulas acompañamos a mujeres en el camino hacia la maternidad, pero también a tod@s l@s miembros de su familia. Ayudamos en el proceso de comprensión y escucha tan necesario para la nueva pareja y família.

Os dejo el testimonio de Martí, el coautor de mi tercer hijo. Al que agradezco que me permitiera ejercer de doula en mi propio embarazo.

Soy un padre novato y como tal, tuve muchas dudas relacionadas con la gestación y el parto. A diferencia de Ester, la mamá de mi hijo.
Ella ya tenía dos hij@s cuando la conocí y tanto su experiencia como la gran formación que ha ido adquiriendo con el paso de los años, me ayudó a disipar muchas de las dudas que me surgían.
Tener una compañera como ella fue la clave para poder estar, en todo momento y con todos los sentidos a flores de piel, consciente y presente en el proceso de gestación de Aran.
Ella sabía qué quería, qué necesitaba y yo deseaba estar disponible para aprender todo aquello que hiciera que mi presencia en el parto fuera la adecuada. Entre nosotros se creó un diálogo, un vínculo entre mamá-bebé-papá sólido. Esta fluidez me proporcionó la confianza en mí mismo para "saber estar".
Durante su embarazo, fue explicándome sus vivencias anteriores, aquellas posibles situaciones que pudieran surgir, su sentir, las intenciones/deseos que se planteaba para el parto. Llegado el momento, tenía claro sus necesidades en relación con mi acompañamiento durante los diferentes momentos y situaciones que pudieran darse (el dolor, la calma, el sostén, la confianza, etc). Me dio pistas y herramientas para saber qué podía hacer en cada instante para favorecer el parto que queríamos percibir.
El resultado fue el momento más mágico que he vivido nunca.
Durante el alumbramiento de Aran, me supe parte activa de lo que ocurría. No como protagonista, dado que ese papel fue para ellos dos, pero sí como su protector y cuidador. 

Me sentí el sostén de mi familia. Me enorgullecí de haber vivido, consciente y presente el nacimiento de mi tribu.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SOS, maternidad con hij@ de 12 años

¿Quién soy?

Reconquistar nuestra salud femenina