MIEDOS, DUDAS, EXPECTATIVAS... Las sombras de la maternidad.
Hoy he mantenido una conversación sobre
maternidad con un compañero y nuestra charla me ha dado mucho en lo que pensar…
He llegado a casa con la necesidad de escribir.
El coloquio que hemos mantenido, me ha servido para plantearme la importancia de la información que reciben las nuevas familias.
Somos much@s que durante muchos años hemos querido visibilizar la otra cara de la maternidad, aquella que no se explica, que es dura, real y que en Instagram no existe.
Debíamos acabar con la imagen edulcorada de la gestación, del pos parto y la crianza como algo de color de rosa, de máxima plenitud y felicidad. Esta imagen que nos quieren vender de perfección, infantiliza un proceso que justamente lo que necesita es madurez y sinceridad. Este engaño ha generado mucha frustración, dolor y angustia a muchas parejas.
Veíamos y seguimos viendo, como muchas familias llegan con una idea distorsionada de lo que va suponer ser madre o padre.
Creen que la vida no los va a transformar, que ell@s no van a cambiar por el hecho de tener un bebé. Crean en su mente una idea de su hij@ y su vida familiar que en la mayoría de los casos no va a ocurrir y ese choque brutal con la realidad, les produce inseguridad y mucha insatisfacción.
Luego, ¿qué ocurre con aquellas parejas súper informadas? Aquellas que conocen
todas las sombras de la maternidad y aun así sienten miedo e inseguridad.
Acuden a grupos de preparación al parto o iniciación a la lactancia y llegamos l@s profesionales y les explicamos aquella otra cara oscura y chunga: grietas en los pezones, la existencia de los frenillos de los bebés que dificultan la lactancia, los cólicos, las noches sin dormir, la imposibilidad de que la mamá tenga tiempo para ducharse, para arreglarse…
Planteada así, se convierte en una monstruosidad de maternidad, que acaba provocando el efecto contrario. Mamas asustadas, preguntándose si serán capaces de maternar sin morir en el intento… Planteándose y anticipándose a situaciones que quizá no vayan a vivir nunca o no las vivan con la intensidad que lo vivió la amiga que parió un año antes.
Fluir, fluir y fluir…
Escucharse a un@ mism@, conversar con la pareja cuando estemos angustiadas, observar a nuestr@ bebé con atención, serenarse, reconocer el miedo, nerviosismo e incertidumbre. Reconocer que no lo tenemos porque saber todo.
¡No siempre ha de ser difícil, en serio! Y si nos encontramos con alguna dificultad, no debemos olvidar que existen profesionales que nos acompañaran: pediatras, comadronas, asesoras de lactancia, doulas… La amiga o la pareja que viene a casa y te prepara el café descafeinado, etc. ¡Ell@s estarán cuando nos sintamos perdid@s.!
La maternidad no va de hacerlo bien o mal sino de hacer lo que un@ cree/siente que es lo mejor para la familia y para un@ mism@. Des de esta “verdad” podemos equivocarnos, pero sin necesidad de angustiarse y si aparece la preocupación, ¡se pide ayuda y listo!
¡La pa-maternidad tiene cosas maravillosas! Cierro los ojos y aún me viene ese olor tan maravilloso que tienen los bebés, la ternura de sentirlos dormidos en brazos, sus cuerpecitos, como se acurrucan haciéndose una bolita tierna y bonita, sus primeras miradas… Hay tantas cosas bonitas de tener hij@s que sí, es cierto, hay momentos duros, pero ¿no los tiene la propia vida?
Respira, disfruta, llora, enfádate porque la vida va de eso ¡y la maternidad no es diferente!
El coloquio que hemos mantenido, me ha servido para plantearme la importancia de la información que reciben las nuevas familias.
Somos much@s que durante muchos años hemos querido visibilizar la otra cara de la maternidad, aquella que no se explica, que es dura, real y que en Instagram no existe.
Debíamos acabar con la imagen edulcorada de la gestación, del pos parto y la crianza como algo de color de rosa, de máxima plenitud y felicidad. Esta imagen que nos quieren vender de perfección, infantiliza un proceso que justamente lo que necesita es madurez y sinceridad. Este engaño ha generado mucha frustración, dolor y angustia a muchas parejas.
Veíamos y seguimos viendo, como muchas familias llegan con una idea distorsionada de lo que va suponer ser madre o padre.
Creen que la vida no los va a transformar, que ell@s no van a cambiar por el hecho de tener un bebé. Crean en su mente una idea de su hij@ y su vida familiar que en la mayoría de los casos no va a ocurrir y ese choque brutal con la realidad, les produce inseguridad y mucha insatisfacción.
Acuden a grupos de preparación al parto o iniciación a la lactancia y llegamos l@s profesionales y les explicamos aquella otra cara oscura y chunga: grietas en los pezones, la existencia de los frenillos de los bebés que dificultan la lactancia, los cólicos, las noches sin dormir, la imposibilidad de que la mamá tenga tiempo para ducharse, para arreglarse…
Planteada así, se convierte en una monstruosidad de maternidad, que acaba provocando el efecto contrario. Mamas asustadas, preguntándose si serán capaces de maternar sin morir en el intento… Planteándose y anticipándose a situaciones que quizá no vayan a vivir nunca o no las vivan con la intensidad que lo vivió la amiga que parió un año antes.
Fluir, fluir y fluir…
Escucharse a un@ mism@, conversar con la pareja cuando estemos angustiadas, observar a nuestr@ bebé con atención, serenarse, reconocer el miedo, nerviosismo e incertidumbre. Reconocer que no lo tenemos porque saber todo.
¡No siempre ha de ser difícil, en serio! Y si nos encontramos con alguna dificultad, no debemos olvidar que existen profesionales que nos acompañaran: pediatras, comadronas, asesoras de lactancia, doulas… La amiga o la pareja que viene a casa y te prepara el café descafeinado, etc. ¡Ell@s estarán cuando nos sintamos perdid@s.!
La maternidad no va de hacerlo bien o mal sino de hacer lo que un@ cree/siente que es lo mejor para la familia y para un@ mism@. Des de esta “verdad” podemos equivocarnos, pero sin necesidad de angustiarse y si aparece la preocupación, ¡se pide ayuda y listo!
¡La pa-maternidad tiene cosas maravillosas! Cierro los ojos y aún me viene ese olor tan maravilloso que tienen los bebés, la ternura de sentirlos dormidos en brazos, sus cuerpecitos, como se acurrucan haciéndose una bolita tierna y bonita, sus primeras miradas… Hay tantas cosas bonitas de tener hij@s que sí, es cierto, hay momentos duros, pero ¿no los tiene la propia vida?
Respira, disfruta, llora, enfádate porque la vida va de eso ¡y la maternidad no es diferente!

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