La gota que colma el vaso del covid
Este blog, no está parido para
compartir estas informaciones. Pero creo que es hora de hablar de SALUD, no de
enfermedad.
Estas semanas de confinamiento podían haberse convertido
en el momento idóneo para hacer pedagogía de la salud. Y hemos visto,
consternad@s algun@s, que lejos de promover hábitos y prácticas que refuercen y
beneficien nuestra salud y la de nuestr@s vecin@s, nos ha tocado oír por
doquier medidas especulativas (sin su tan ansiada evidencia científica) que llevan a hacernos creer en una
falsa protección y seguridad. Y digo falsa porque si seguimos perpetuando la
creencia que el único modo para protegernos es el aislamiento estamos condenad@s
a morir por virus, bacterias, por pánico o por la enfermedad más letal, la soledad.
Algunas décadas atrás, antes de conocer los beneficios
del Método madre canguro, muchos prematuros no sobrevivian. Aquí dejo el enlace
para que podáis, a quien os interese convenceros que nuestro organismo con
cuidados sencillos puede hacer frente a este virus y a muchas otras enfermedades que padecemos.
Lo que me ha llevado a escribir este post ha sido un
anuncio de unos de los canales infantiles que ven mis hij@s. Ni una palabra de
comer sano, moverse, reírse, ser feliz. Solo, cómo lavarse las manos, qué
distancia mantener en la calle y cómo colocarse la mano al toser.
Entiendo que como ciudadan@s debamos mostrarnos cautelos@s, prudentes con nuestas acciones y fortalecer las redes comunitarias, basadas en el respeto, amor y cuidado para con l@s vecin@s pero no nos equivoquemos, la responsabilidad de garantizar y proteger la salud de los más vulnerables no es solo nuestra. La mayor responsabilidad debería recaer a en las manos del Estado, mediante medidas que divulguen hábitos y prácticas saludables y destinen mayores recursos en sanidad y educación (los pilares de cualquier sociedad avanzada)
¿Pero qué se requiere para tener una buena salud? ¿Son o seran estas medidas? No sé, se me ocurre:
1. Una buena alimentación. Con todos los dietistas y
nutricionistas que tenemos en este país, ¿no podrían hacer anuncios,
infografías donde nos asesoraren cómo alimentarnos para reforzar nuestro
organismo? ¿Dónde está esta gente? ¡Los necesitamos más que nunca!
Claro, imagino que no conviene hablar que los alimentos
frescos y menos procesados son los más sanos. Tal afirmación nos llevaría a
preguntarnos, qué ocurre con aquellas familias que no disponen de los recursos
económicos para adquirir estos alimentos (que por cierto hemos visto como han incrementado sus precios) Un claro ejemplo es la iniciativa de la Comunidad de
Madrid, facilitando menús basura a sus ciudadan@s! ¡¿ Y el dinero que se habrán
ahorrado?! ¡El melocotón está a 4,95€ el
quilo!!
2. Practicar
deporte y actividad física. Hola que taaalll?!
¿Sale la gente a hacer deporte, a las horas marcadas por el gobierno y la
criticamos? ¿Y si se habilitaran más espacios al aire libre, más propuestas de
lugares a los que acudir y ampliar el horario?
¿Es necesario hablar del beneficio
del deporte y de las actividades físicas (yoga, danza, caminar, etc)?
¡Hay más peligro de contagiarnos en un súper que no en la
calle! Seguramente en la calle, el peligro es que te atropelle un patinete de
la cantidad de críos concentrados en los mismos espacios porque no hay más
libertad para desplazarse a espacios naturales.
3. Mantener
una salud emocional y mental sana. ¡Venga va, los que
necesitáis la evidencia científica, salid a gritar!
Meditar, reir, jugar, descansar, relativizar, la
resilencia, el compromiso hacia la salud individual es el principio para entender
y respetar la salud colectiva.
Pero tanquilooooos! A final de año tendremos la primera
vacuna, nos la inyectaran a todxs y podremos volver a esta magnífica vida,
rica, plena que llevábamos antes del Covid, eso, si no sufrimos algún efecto
secundario, pero esto último si pasara no lo llegaremos a saber. ¡Podremos
recuperar la forma de morirnos mediante enfermedades causadas por el estrés y
la ansiedad!
Vean noticia: El 80% de los sanitarios
sufre ansiedad y el 40% se siente emocionalmente agotado.
Estos
trastornos són graves, sobretodo en un personal que tiene acción directa con
los enfermos.
Pregunto:
¿Con las medidas
de seguridad correctas y suficientes, con mayor número de personal médico para
grantizar el descanso del resto, disponiendo de más hospitales para atender
a l@s enferm@s, no podríamos haber evitado que muchos de los trabajadores de la sanidad española haya contraído
el virus? Y con ello todos estos otros trastornos fruto de una sanidad
precarizada y de una explotación de quien colabora en ella?
Me atrevería a recomendar alguna infusión para reforzar
nuestro organismo, alguna que usan desde hace mucho en algunos países africanos
para combatir otras epidemias y que la están usando ahora para el coronavirus,
pero no lo voy hacer.
Son pobres negritos a los que la OMS no los ha avalado
científicamente y su experiencia por más empírica que pueda llegar a ser, no
tienen la trascendencia que puede tener un blanquito europeo, médico y
trabajador de una farmacéutica.
Hay quién dice, que la gestión de esta pandemia no es fácil
y estoy de acuerdo. Lo que no lo facilita son las medidas de recortes producidas en esta última década.
No obstante, después de dos meses de confinamiento, habiendo vivido lo vivido, l@s cicudadan@s nos merecemos que nuestros gobiernos, apliquen políticas mucho más pedagogicas, sí porque la pedagogía es una manera de hacer
política. Quizá más honesta, más madura. Y no es tan difícil como nos quieren hacer creer algun@s o como lo creen.
Nuestro compromiso para con la sociedad debería
construirse desde la promoción de una vida saludable y no de perpetuar medidas
basadas en el miedo, que lo que consiguen es desviar la atención a lo que es
hoy más importante que nunca: Poner la vida en el centro, priorizar los cuidados hacia
nosotr@s, hacia el planeta, hacia las estructuras políticas y económicas.
Me niego a creer que estas medidas no puedan ponerse en marcha y a que sea algo complicado.
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